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Crónica
Social
27/12/2024
Sin duda, estas fiestas de fin de año despiertan emociones en todos nosotros, desde la euforia y la alegría, hasta la nostalgia y la tristeza. Sin embargo, cuando hablamos de la Navidad, una fecha que conmemora el nacimiento de Jesús, esperamos asociarla con la llegada de la vida, no con la pérdida de una.
Hoy quiero dedicar mis palabras a alguien con quien compartí lugar laboral, y un cerco que separaba nuestras casas. Aunque pocas veces cruzamos palabras, lo que conocí de él bastó para admirarlo no solo laboralmente, muy respetuoso en el trato, metódico en el cuidado de su jardín y amante incondicional de su bicicleta. Nunca fallaba un fin de semana o feriado sin salir a pedalear.
Esta bicicleta fue su compañera en sus últimos minutos de vida, esta mañana del 25 de diciembre de 2024. Por obra del destino, la mala fortuna y la imprudencia de un conductor ebrio, en un trágico accidente se le arrebató la posibilidad de regresar a casa a celebrar con su familia, como tantos otros lo hicieron en esta Navidad.
Su pérdida es inmensa para sus seres queridos y nos invita a reflexionar: ¿cómo vivimos el día a día?, ¿tenemos pendientes?. La vida es breve y no sabemos cuándo llegará el momento de partir o cuándo un ser querido se marchará sin habernos dado tiempo para decir aquello que guardamos en el corazón.
La vida será cruel para nuestro entorno si partimos sin previo aviso, por eso hay que dejar menos pendientes, resolver lo que podamos y hablar sobre lo necesario, ¿qué haremos como familia si alguien falta?, ¿Seguros?, ¿Ahorros?, ¿Deudas?. La conciencia y la previsión son actos de amor hacia quienes quedarán con un dolor que no se recuperará fácilmente.
Finalmente, recordemos que en estas celebraciones, donde el brindis y los tragos suelen estar presentes, es vital ser responsables. Si van a beber, pasen las llaves.
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Autor: Máximo Martínez Campos