Piñera dejará La Moneda con sentimientos de "alegría, orgullo, preocupación, frustración, indignación y tristeza"

Nacional

Crónica

27/02/2022


A menos de dos semanas de entregar el poder a Gabriel Boric, el próximo 11 de marzo, Sebastián Piñera confesó que culmina su periodo presidencial con una mezcla de "alegría, orgullo, preocupación, frustración, indignación y tristeza".

El Mandatario reconoció que este "segundo gobierno fue infinitamente más difícil" que el primero, el de 2010 a 2014.

"En el primer gobierno también hubo grandes desafíos, la diferencia es que la tragedia del terremoto produjo un sentimiento de unidad nacional, y esta vez Chile se dividió", reflexionó.

Por este motivo, "tengo sentimientos muy encontrados: alegría y orgullo, preocupación y frustración... Los chilenos y chilenas hemos enfrentado muy bien las adversidades", señaló en alusión a la pandemia, el estallido social y la crisis económica.

"También siento indignación, tristeza por el clima de violencia, mucha preocupación por la calidad de la política y la dirección que está tomando la Convención Constitucional", dijo.

Apuntó a un "exceso de confrontación, caudillismo, irresponsabilidad" en la política nacional", y repudió la "tolerancia de los políticos (de la izquierda) a la violencia".

"Siento que Chile avanzó mucho en los últimos cuatro años, pero nos tocó enfrentar los tiempos más difíciles, probablemente, de su historia, y significó alterar muy profundamente nuestro programa de gobierno", indicó, antes de señalar, a tono personal, que los miembros de su familia "lo han pasado muy mal, han sido víctimas de muchos ataques, persecuciones".

EL TRAUMA DEL ESTALLIDO SOCIAL, "ESA EXPLOSIÓN BRUTAL DE VIOLENCIA..."

Consultado sobre la crisis de seguridad ciudadana que se vive en distintos puntos de Chile, Piñera defendió los estados de excepción en el norte y la Macrozona Sur, "porque estamos enfrentando un desafío de tal magnitud en terrorismo, narcotráfico, armamento, que requiere apoyo de las Fuerzas Armadas".

El Jefe de Estado admitió que el estallido social es un tema que vuelve de modo recurrente a sus pensamientos cuando intenta "conciliar el sueño": "Recuerdo el 18 de octubre como si fuera hoy, esa explosión brutal de violencia... Creo que hubo algo concertado, el incendio simultáneo de siete estaciones de Metro no fue casualidad, y se sumaron un montón de fuerzas que estaban ahí, tal vez esperando la oportunidad: crimen organizado, narcotráfico, barras bravas, anarquismo, delincuencia común", señaló.

También volvió a aludir a la versión de una supuesta intervención extranjera, aunque apuntó que "una cosa es saber algo, otra poder probarlo judicialmente".

Preguntado -casi dos años y medio después- sobre qué fue, para él, el estallido social, contestó que "muchas cosas de muy distinta naturaleza: una ola de violencia irracional y desatada, una demanda social por mayor igualdad de ingresos, de trato y de dignidad, y una demanda por cambios políticos".

Respecto a la posible persecución internacional por casos de violaciones a los derechos humanos durante dicho periodo, dijo estar "consciente de que hay riesgos", pero tener "plena convicción de que ninguna de esas acusaciones tiene fundamento".

NO SE ARREPIENTE DE "ENTREGAR LA CONSTITUCIÓN"

Piñera también respondió a la crítica de quienes, desde la derecha, le reprochan "haber entregado la Constitución" de Jaime Guzmán y de Pinochet.

"Cada uno puede decir lo que quiera. El acuerdo del 15 de noviembre convocó a todo Chile Vamos, buena parte de la oposición -incluyendo al Presidente electo (Gabriel Boric)- y sólo dejó afuera al PC. La alternativa era atrincherarse en la Constitución del 80, que llevábamos 40 años discutiendo, y reprimir con fuerza la violencia. Pensé que el camino del diálogo político en democracia y Estado de Derecho era mejor para Chile. No me arrepiento", afirmó.

El Mandatario sí dijo estar preocupado por el "afán refundacional" que observa en la Convención Constitucional, y por el riesgo de que "se debilite la libertad de expresión, esencial para la democracia y un país libre".

No obstante, "tengo esperanza y fe en que aún estamos a tiempo de enmendar y reencontrarnos con el espíritu de la Constitución. Como decía la presidenta del Senado (Ximena Rincón), 'una generación no puede pretender refundarlo todo'... Una Constitución no es para un momento en la historia del país o para un grupo que logra juntar transitoriamente mayorías; es para todos y con proyección en el tiempo".

"Espero que salga una buena (Carta Magna), no tiene ningún sentido apoyar una mala Constitución", señaló en miras al Plebiscito de salida.

"Tenemos que hacer todos los esfuerzos por lograr que la Convención culmine en una buena Constitución para Chile. El Presidente Gabriel Boric tendrá que jugar un rol muy importante", sentenció.





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