Cada año, en Fiestas Patrias, muchas familias recurren a las tradiciones transmitidas de generación en generación. Sin embargo, también hay quienes aprovechan estos días para viajar, ya sea a la cordillera, la playa o incluso fuera del país, transformando las tradiciones en algo más flexible, creando nuevas costumbres para las nuevas generaciones.

Algunos dirán que no hay “dieciocho” sin los tradicionales bailes, comidas, tragos y juegos típicos. Sin embargo, cada núcleo celebra a su manera, según las circunstancias y con quienes prefiera. Aun así, existen tradiciones transversales que nunca deberían perderse, como el respeto a los mayores, la felicidad de los niños y el compartir con familiares o amigos. Estas son las costumbres que hacen de las Fiestas Patrias una buena excusa para fortalecer vínculos con quienes serán, sin duda, un apoyo en momentos difíciles.

Independientemente de la forma en que se celebre, creo que debemos ser empáticos y medir conscientemente cualquier exceso: comer, beber o endeudarse en demasía. No todos tienen la fortuna de celebrar en abundancia, ya sea por dinero, distancia, trabajo o enfermedad. Por ello, debemos ser agradecidos de tener una ocasión para festejar.

El “dieciocho” en Chile nos brinda la oportunidad de compartir con quienes, durante el año, es difícil hacerlo. Estos días festivos permiten ajustar agendas y extender el descanso, logrando así la merecida celebración en el formato que mejor se ajuste a cada uno.

Las tradiciones familiares nunca se perderán, ya que cada familia genera sus propias costumbres, que luego se traspasan a las generaciones siguientes y así sucesivamente.

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Autor: Máximo Martínez Campos