Nacional
Crónica
Social
08/07/2023
General de Brigada Edward Slater Escanilla
Comandante en Jefe de la III División de Montaña
Inspirados en la hazaña más heroica de la historia militar de Chile, donde 77 jóvenes soldados de nuestros Ejército, que con valentía y arrojo mantuvieron en alto el pabellón patrio en La Concepción en 1882, hasta rendir la vida de la dotación completa, miles de jóvenes oficiales, suboficiales, cadetes, dragoneantes y soldados conscriptos, estos últimos en su mayoría voluntarios, en un sublime compromiso con nuestra Patria, jurarán a la bandera en todo el país.
Entre ellos, más de mil militares de nuestra extensa III División de Montaña, desde Los Andes a Puerto Varas, que incluyen a Soldados de Tropa Profesional y Reservistas, honrando el legado de valor y virtud de los héroes, que se ve reflejado cada vez que nuestra amada Patria los requiere.
Un ejemplo claro, son los despliegues en la Región de La Araucanía, en El Biobío y en la frontera norte del país, donde miles de nuestros hombres y mujeres, se encuentran trabajando 24/7 al servicio de nuestros compatriotas.
Nos honra también la sobresaliente actuación de personal de nuestras unidades de los Destacamentos de Montaña Nº 3 “Yungay”, junto a la Escuela de Montaña en Los Andes y Destacamento de Montaña Nº 17 “Los Ángeles” en Alto Biobío, ante las diversas emergencias provocadas por los frentes de mal tiempo, quienes acudiendo en socorro de la ciudadanía, simbolizan el sentido del cumplimiento del deber y la vocación de servicio que debe caracterizar a todo militar que jura a su bandera.
Esta histórica fecha Patria debe también significar una instancia de unión y concordancia de valores y virtudes que todo chileno, civil o militar debe, no sólo tener presente, como parte de nuestra cultura nacional, sino que también mantener como un inextinguible y memorable recuerdo de lo que fueron capaces jóvenes soldados, allá en la soledad de la sierra peruana.
Los invito a cerrar los ojos, imaginarse junto a esos 77 soldados enfrentándose a miles de soldados regulares e irregulares, a adentrarse en la confusión, el frío, la muerte, las explosiones y el fragor de dos días de combate en una tierra extraña, lejos de sus seres queridos, convencidos de luchar hasta la muerte y recordando seguramente a su Patria, de la cual somos herederos.
Hoy, los corazones de quienes fueron sus Comandantes se encuentran como una ofrenda eterna en nuestra Catedral Nacional en Santiago, para que las futuras generaciones puedan palpar, observar y sentir como esos hijos de Chile fueron capaces de llegar hasta las últimas instancias en defensa de la consigna: “Un chileno no se rinde jamás”.
Los invito a querer nuestra historia, a estudiarla y a sentirnos tremendamente orgullosos de ella, para que así cuidemos y amemos nuestra Patria cada día más, entregándonos a nuestras propias tareas con dedicación, confianza y paz, para seguir haciendo de nuestro país la Nación que soñaron nuestros antepasados.
Es así que, hago llegar un afectuoso saludo a todos nuestros efectivos que esperan ansiosos esta ceremonia y para aquellos que alguna vez juraron ante este sagrado símbolo nacional.
Finalmente, invito especialmente a familias, amigos y tutores de los juramentados en todas las guarniciones militares de nuestra División de Montaña, a esta ceremonia que todo militar atesora por siempre en su corazón y a presenciar el juramento que los soldados llevarán de por vida presente en sus conciencias.