Si al despertar en la mañana no eres de los que acostumbran a ser agradecidos por el nuevo día que se viene y por tener una nueva oportunidad de disfrutar de la vida, entonces estás dentro del grupo de personas que da por sentado todo.

Esto no es extraño ni tampoco algo cuestionable, y mucho menos negativo. Solo puede ser que nos falta detenernos y bajar las revoluciones del día a día, administrar mejor el tiempo y la agenda, disfrutar mirando el entorno y lo que nos rodea, tomar conciencia del camino por donde transitamos y contar cuántos autos rojos vemos en el trayecto. Obviamente, sabremos cuántos autos rojos hay si tomamos conciencia de contarlos, pero si no somos conscientes de lo que hacemos, sin duda será difícil lograrlo.

Tomar conciencia tiene mucha relación con el agradecimiento: agradecer lo que tenemos y no anhelar lo que no tenemos. Lo que para algunos son gustitos, para otros son verdaderos lujos. Pero cuando hablamos de “lujos” tan básicos como alimentación, calefacción o salud, cuesta entender cómo no podemos ser agradecidos por lo que tenemos. Cuando tenemos hambre, comemos; cuando tenemos frío, nos abrigamos; y cuando nos duele algo, tomamos medicamentos.

Por todo lo anterior, creo que ser agradecido por lo que tenemos, por lo que hemos conseguido tener y crear en nuestra vida, por la posibilidad de respirar, caminar y no tener limitaciones, debería ser muy simple. Y no tiene que ver exclusivamente con ser religioso, creyente, místico o espiritual. Es simplemente SER humano y ser consciente, no dando por sentado todo.

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Autor: Máximo Martínez Campos