La familia es una de las instituciones más sólidas en la sociedad y uno de los pilares fundamentales en la vida de cualquier persona, al ser la primera red de apoyo que conocemos al nacer.

Su importancia es tremenda, porque desde pequeños aprendemos nuestros primeros valores, cómo debemos comportarnos y cómo relacionarnos con los demás. Es el primer lugar donde experimentamos amor y protección, esenciales para crecer con confianza en nosotros mismos y con una base emocional sólida.

No podemos ignorar que las relaciones familiares a veces son complicadas y que pueden surgir conflictos. Sin embargo, cuando enfrentamos momentos difíciles, la familia suele ser el refugio al que acudimos para encontrar consuelo y fuerza.

Por otra parte, con el avance de la tecnología, la forma en que las familias se relacionan ha cambiado; muchas veces nos escribimos mensajes y no nos visitamos, ¿quién no pertenece a un grupo de WhatsApp de familia o de primos?, esos primos que fueron tus primeros amigos.

A pesar de estos cambios, la familia sigue siendo esencial en nuestras vidas, y es necesario que seamos conscientes de la importancia de cuidar y robustecer esos lazos, dedicándole tiempo, cariño y presencia, a través de reuniones familiares, visitas inesperadas o encuentros sin motivo.

En resumen, creo que la familia es nuestra fuente principal de apoyo emocional, social y económico. Y aunque enfrenta muchos desafíos en el mundo de hoy, su importancia no ha disminuido.

Sin embargo, debemos esforzarnos por cuidar y fortalecer a nuestras familias maternas, paternas o la que hemos creado de adultos, porque al hacerlo, no solo nos estamos cuidando a nosotros mismos, sino también construyendo una sociedad más unida y solidaria.

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Autor: Máximo Martínez Campos