Regional
Crónica
Social
24/05/2024
Si tuvieras que explicarle a un niño, como es un día normal de un adulto, a lo mejor empezarías centrado en el trabajo, para motivar a que estudie, y le dirás que tú día no es muy distinto al día anterior, donde tienes responsabilidades como trabajador, empresario o emprendedor, para generar los recursos económicos para tu familia, para ti, para tus colaboradores y/o todos quienes dependen directa o indirectamente de esos recursos.
La explicación se podría tornar aburrida al niño al ver solo trabajo rutinario gris sin matices de colores de entretención y juegos. Esto podría no estar lejos de la realidad de muchos que no logran desconectarse del trabajo durante todo el día, pensando en la cantidad de responsabilidades, tareas y asuntos pendientes, informes, ventas, compras, pagos o decisiones que debe tomar, y lograr compatibilizarlo con otras tareas propias de una vida social, personal y familiar.
Cada vez cuesta más que algunos adultos puedan incluir en su rutina, actividades extras, como desarrollar hobbies, tener distracciones, hacer deportes, pertenecer a algún club, esto porque viven en tacos, recorren largas distancias para llegar tarde a casa, un sin número de explicaciones para decir que “no hay tiempo”.
Así que la decisión de ponerle colores a la vida es personal, y es una decisión que se debe tomar diariamente al despertar, levantarse y enfrentar el día con optimismo, agradeciendo, dándose “tiempo”, y con ganas de ir a trabajar a un lugar donde se permita ser alegre y espontáneo, para sacar la mejor versión de uno y así irradiar entusiasmo para motivar a los demás, transformando eso en eficiencia, productividad y un excelente desempeño. O levantarse e ir a trabajar a un lugar donde no quieres estar, y solo vas porque temes hipotecar los años de servicio y seguir marcando el paso, con la ingenua ilusión que ya llegará el momento que estarás donde deseabas estar.
¿cómo le explicarías al niño en una segunda oportunidad? sabiendo que depende solo de ti ponerle colores al día y ganarle a una sociedad cada vez más gris, menos alegre, poco tolerante y muy individualista, sin saludos de buenos días en la calle, sin tolerancia al volante y sin respeto por el prójimo.La anterior opinión es personal y nace de una reflexión, y sin apoyo de IA.
Máximo Martínez Campos.