Nacional
Crónica
Policial
26/05/2024
A un poco más de un mes del triple homicidio de los carabineros Carlos Cisterna (43), Sergio Arévalo (34) y Misael Vidal (30) durante una emboscada en Cañete, Región del Biobío, el fiscal regional de La Araucanía y jefe de la investigación, Roberto Garrido, ha obtenido nuevas pistas en la búsqueda de los autores del macabro crimen.
El persecutor explicó que "de la evidencia que hemos ido procesando, encontrada en los dos sitios del suceso, la conclusión principal (es) que nos permite vincularlas en otras acciones violentas, ocurridas en tiempo reciente también en la misma zona, y eso nos permite ir acotando la búsqueda o hipótesis de participación a grupos que operan normalmente en la misma zona".
En esa línea, Garrido enfatizó que "hemos establecido que la acción realizada contra los funcionarios de Carabineros fue una acción planificada. Podemos hablar directamente de una emboscada en la que se estudió el lugar, además de la rutina de los funcionarios".
"A raíz del estudio que suponemos se realizó de las rutinas de los funcionarios de Carabineros, el análisis de cómo se controlan las medidas cautelares permitió detectar brechas en la seguridad de los funcionarios, tales como la desactivación del cierre centralizado de la camioneta, lo que permitía entonces, por algunos instantes, abrir las puertas del vehículo y atacar a los ocupantes del blindado", detalló el persecutor.
Sobre lo anterior, el fiscal agregó que dicha acción "requirió obviamente de un estudio del lugar, hubo también la participación de un número de personas que permitiera reducir a los policías, en términos muy rápidos, y posteriormente una labor de limpieza y traslado de los cuerpos para, evidentemente, obstaculizar la investigación y evitar llegar a conocer, en poco tiempo, dónde fue que tuvo lugar el ataque y el homicidio de los funcionarios de Carabineros".
El Ministerio Público ha levantado distintas evidencias desde los dos sitios del suceso que se determinaron. Uno de ellos donde fueron asesinados los policías y el otro donde se encontró la camioneta quemada.
En ese sentido, las evidencias que ha obtenido la Fiscalía confirman una de las principales sospechas del crimen, que sostiene que los homicidios tendrían relación con la violencia rural de la zona.
Asimismo, se sostiene que los asesinatos se llevaron a cabo con una planificación poco común, ya que los atacantes estudiaron el sitio donde se controlaría la medida cautelar de Carlos Antihuen (imputado de 37 años por portes de armas, quien debía ser fiscalizado por los funcionarios atacados), las inmediaciones de su vivienda, y la rutina de los policías.
Fiscalía detalló que los sospechosos cortaron el cerco perimetral, utilizaban guantes quirúrgicos para no dejar huellas que permitieran su posterior identificación, y esperaron agazapados en el lugar, ya que la maleza del sitio todavía estaba aplastada cuando se realizaron los peritajes.
El ente persecutor sostiene que los victimarios realizaron una larga espera en el lugar, antes de cometer el crimen.
Si bien todavía no se esclarece la manera en que los atacantes lograron disparar a los carabineros asesinados -teniendo en cuenta que ellos se trasladaban en una camioneta blindada-, la Fiscalía maneja distintas hipótesis.
Sobre lo anterior, se revisó el sistema de cierre centralizado del vehículo, que tiene como función activar y desactivar los seguros del mismo. En esa línea, el Ministerio Público investiga si es que uno de los policías pudo bajarse a abrir el portón de la casa de Antihuen, donde se realizaría el control de la medida cautelar, desactivando los demás seguros de la camioneta.
También se indaga si es que los homicidas utilizaron las armas largas de los mismos carabineros para dispararles, por lo cual se investigan municiones de 9 milímetros, concordantes con las armas de los funcionarios.