En una era de celulares, el dilema está en grabar todo o disfrutar el momento, dado que al llegar a una fiesta, matrimonio, celebración, actos de colegio, conciertos o cualquier tipo de evento, queremos asegurarnos de inmortalizar el instante para revisarlo después o para compartirlo por redes sociales, sacando de nuestros bolsillos el celular.

Los recuerdos que guardamos en nuestra mente, no son reproducciones exactas de lo ocurrido, por eso los recreamos a partir de nuestras emociones, sensaciones y de cómo vivimos esos momentos, por ejemplo en un concierto, está la adrenalina, el sonido de cada instrumento, la multitud coreando, y corear las canciones, por lo que se podría estar perdiendo la esencia de disfrutar el momento con todos los sentidos y perder la intensidad emocional al ver el concierto a través de la pantalla mientras grabamos.

Vivir el momento es un tremendo desafío considerando las distracciones tecnológicas, y el grabar, como todo tiene cosas buenas y malas, ayuda a recordar y evocar momentos importantes en la vida de uno, recordar a personas que nos dejaron o hitos relevantes en nuestra familia. A lo mejor la decisión de grabar o no, pasa por el momento adecuado de hacerlo, discernir bien si es buen momento para documentar en video el momento, o bien para vivirlo y disfrutarlo intensamente ahora.

Cada uno debe ver que le satisface más, a mi entender creo que los recuerdos no solo se tratan de capturar con el celular cada instante, sino lo que guardamos en el corazón y en nuestra mente, donde a lo mejor la manera de preservar un momento es vivirlo plenamente, sin interferencias, dejando que se convierta en un recuerdo de la memoria emotiva que nos define como personas.

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Autor: Máximo Martínez Campos