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05/12/2024
Durante siglos, el origen del pisco ha sido motivo de controversia entre Chile y Perú. Y es que ambas naciones han reclamado la autoría de esta bebida alcohólica, lo que ha generado diferentes debates políticos, académicos y campañas para intentar demostrar que cada país es el auténtico productor de este destilado.
Sin embargo, la polémica -al parecer- podría haber llegado a su fin. Lo anterior, luego de que el Comité Regional para América Latina y el Caribe del Programa Memoria del Mundo de la Unesco (MoWLAC) incorporara en su registro manuscritos clave que confirman que el origen del pisco es peruano.
Estos documentos, resguardados por el Archivo General de la Nación, datan de 1587 y 1613, y son considerados los registros más antiguos sobre la producción de esta emblemática bebida. Los textos detallan la producción y venta del aguardiente de uva, conocido como pisco, en Perú, lo cual confirmaría el origen de esta bebida alcohólica.
Asimismo, indican que desde este lugar se transportaron hacia otros destinos tanto nacionales como internacionales. La inscripción se decidió en la última reunión del comité, realizada del 25 al 27 de noviembre en Costa Rica, que fue informada el lunes recién pasada por el ministerio de Cultura de Perú.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) destacó que estos documentos, registrados como escrituras públicas, evidencian el inicio, crecimiento y desarrollo del cultivo de la uva, así como la producción y el comercio del vino y aguardiente a través de compañías, pulperías y tiendas, según indicó el ministerio peruano.
El jefe del Archivo General de la Nación, Nicolás Díaz, declaró que detrás de la inscripción hay un trabajo de largo aliento de esta entidad pública: "Nos sentimos muy complacidos por el esfuerzo de nuestros especialistas, quienes han trabajado incansablemente para lograr este registro", afirmó. Agregó que lo que sigue es promover el reconocimiento de estos documentos a nivel mundial y que eso debe hacerse en el primer semestre del próximo año.
¿Qué dicen los documentos?
Los manuscritos, que ya son patrimonio cultural de la nación, están referidos a una escritura pública de carta de pago y finiquito (1587) que menciona por primera vez a la producción de aguardiente de uva.
Detalla un conflicto entre Manuel de Azante y Jorge Capelo sobre bienes, incluyendo una caldera y una cantidad significativa de aguardiente almacenado, y además describe materiales esenciales para su destilación, estableciendo las bases del comercio de esta bebida, según añadió el ministerio.
Asimismo, otra escritura de compañía entre Juan Corzo y Andrea Candia (1589) que evidencia la constitución de una empresa para el comercio de vino y aguardiente, con un cargamento enviado desde el puerto de Magdalena de Pisco al puerto de Arica, lo que refuerza la evidencia del intercambio marítimo del aguardiente en la época virreinal.
"Este documento confirma la comercialización marítima del aguardiente peruano", precisa la fuente. Igualmente, un testamento de Manuel de Azante (1605) en el que detalla bienes relacionados con la producción de aguardiente, incluyendo una caldera, lo que evidencia el uso de este elemento en el proceso de destilación.
Finalmente el testamento de Pedro Manuel el Griego (1613) que describe el inventario de bienes relacionados con la producción y almacenamiento de aguardiente en la Villa de Valverde de Ica, proporcionando información valiosa sobre las prácticas comerciales y sociales del Virreinato del Perú. Además de estos valiosos textos, se incluyó en el registro regional de la Unesco una colección de ediciones del Diario Oficial El Peruano del siglo XIX, que abarca desde 1868 hasta 1900. Esta es considerada la colección más completa preservada en el Perú.
"El valor de estos documentos trasciende lo histórico; simbolizan el esfuerzo de generaciones que hicieron del pisco parte de nuestra identidad nacional", manifestó el jefe del Archivo General. El ministerio indicó que el próximo 16 de diciembre se llevará a cabo la ceremonia de entrega del certificado al registro peruano memoria del mundo Unesco, que incluye a cinco manuscritos en poder del Archivo General de la Nación.