Columna de Opinión: Silenciosa soledad

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26/03/2025


Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, sentimos que debemos mostrar una sonrisa perfecta en redes sociales, en el trabajo, o universidad, aparentando que la vida es algo así como una fiesta permanente. ¿Pero cuántas veces detrás de esas risas contagiosas se oculta una soledad profunda y silenciosa?.

La soledad profunda no es fácil de reconocer, especialmente porque nadie está acostumbrado a reconocer señales que suelen ser sutiles. Somos campeones en tapar heridas y seguir adelante como si nada hubiese pasado, creyendo que es mejor ocultar el dolor antes que compartirlo. A veces, quienes más aparentan alegría, quienes son el alma de la fiesta o el centro de atención en cada reunión familiar, son precisamente aquellos que guardan las penas más difíciles de llevar.

Sin darnos cuenta, todos podemos ser la cuerda que sostenga a quien está a punto de caer, no se trata de convertirnos expertos psicólogos de la noche a la mañana, sino simplemente de prestar más atención a los detalles.

Escuchar un poco más, preguntar sin juzgar, sin apuro, ofreciendo un espacio seguro donde las palabras puedan salir naturalmente, sin miedo al rechazo ni a sentirse juzgado.

En la vida todos llevamos cicatrices invisibles, heridas que se van acumulando con el tiempo, y aunque no siempre es fácil entender qué tan profundo pueden doler, al menos podemos intentar aliviar ese peso.

Cada pequeña señal, cada palabra distinta, cada gesto o ausencia tiene un significado. Aprendamos a descifrar estos signos, a estar ahí, a ofrecer ayuda a los demás sin necesidad de que la pidan expresamente.

La vida no es perfecta, pero será más fácil si podemos compartirla. Hablar no es debilidad, tampoco pedir ayuda. La vida es valiosa para caminar solos, especialmente cuando sentimos que las fuerzas se agotan.

Por eso, aunque cueste, aunque incomode, aunque dé miedo, siempre habrá alguien dispuesto a escucharnos y siempre debemos estar disponibles para ayudar. No olvidemos nunca que detrás de cada silencio puede haber una batalla en la que nadie merece pelear solo.

La anterior opinión/reflexión es personal, si te gustó, dale like y comparte.  

 

Autor: Máximo Martínez Campos





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