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Crónica
22/05/2025
Cada vez hay más personas vendiendo rifas, de esas en hojas impresas, con premios donados muchas veces. Y en general, cuando la vida se pone cuesta arriba, cuando hay que pagar una operación, conseguir un medicamento carísimo o juntar plata para que un hijo pueda ir a su gira de estudios, la rifa aparece como el salvavidas más a mano.
La primera etapa siempre es un acto de fe, conseguir premios es más difícil de lo que parece. Hay que tener el coraje de preguntar sin vergüenza y apelar a la empatía del otro. Porque claro, uno no está pidiendo para uno, sino para una urgencia. Para una guagua que necesita operarse, una mamá que no alcanza a cubrir el copago, una silla de ruedas, una quimioterapia o incluso. Y en ese proceso se nos va cayendo la coraza, el orgullo y la timidez.
Después viene la etapa de vender. Hay que pararse en ferias, en la esquina del colegio, abrir Instagram o WhatsApp y compartir la imagen de la rifa y sus premios. Hay que repetir la historia, la razón, el porqué. Y es ahí donde pasa algo bonito, aunque desgastante, la gente responde. Porque las rifas, en el fondo, formalizan algo que rara vez hacemos sin excusas: dar.
Lo cierto es que las rifas tienen algo de rito comunitario. Nos recuerdan que aún nos necesitamos, que aunque la salud sea un lujo, aunque la vida cueste cada vez más, todavía nos quedan unos con otros. Aportar a una rifa es, en cierto modo, reconocer que podríamos estar del otro lado de la hoja, vendiendo números con el alma apretada. Y por eso se agradece doble, por el premio potencial, pero sobre todo por el gesto de no mirar para el lado.
Quizás algún día podamos vivir donde enfermarse no implique endeudarse, donde estudiar no sea una carga para la familia. Pero mientras tanto, la valiosa hoja rayada con números marcados con lápiz, seguirán representando el “yo te ayudo”, donde en cada número habrá una historia, y detrás de cada historia, personas que con todo en contra, seguirán apostando por la solidaridad como su última esperanza.
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Autor: Máximo Martínez Campos