Nacional
Crónica
Educación
25/09/2025
Un reciente informe de la Superintendencia de Educación revela un aumento significativo en las denuncias por discriminación en el ámbito escolar durante el período 2022‑2024: de 1.220 casos pasó a 2.039, lo que representa un alza de 67 %.
Aunque el maltrato físico y psicológico sigue siendo la forma de conflicto más frecuente en los establecimientos educacionales —registrando 7.967 casos en 2024— su proporción dentro de las denuncias de convivencia ha descendido: del 63 % en 2022 al 57 % en 2024. Esto indica que otros fenómenos, como la discriminación, están cobrando mayor peso en las dinámicas escolares.
Según el informe, la discriminación representaba un 7,5 % del total de denuncias en 2022. En 2024, esa cifra escaló al 10,7 %. Para autoridades y especialistas, este crecimiento no puede entenderse sin considerar factores estructurales, sociales y educativos subyacentes.
El informe apunta al aumento en la matrícula migrante como uno de los factores que tensionan la convivencia intercultural en las aulas.
Cambios en las dinámicas tras la pandemia, así como el deterioro en la salud mental infantil y juvenil, también se mencionan como elementos que exacerban manifestaciones discriminatorias.
Además, el documento describe que muchos casos llegan a denunciarse formalmente porque las comunidades educativas carecían de herramientas para abordarlos oportunamente.
Se subraya que fenómenos colaterales también muestran alzas: las denuncias relacionadas con el autismo crecieron un 149 % entre 2022 y 2024 (de 723 a 1.799 casos), mientras que el ciberacoso registró incrementos interanuales del 11 % en 2023 y del 7 % en 2024.
La superintendenta Loreto Orellana afirma que la institución está impulsando nuevos procesos de gestión y acompañamiento, con enfoque en la prevención, la mediación y el fortalecimiento de las capacidades internas de los establecimientos para resolver conflictos antes de escalar.
Fortalecer la capacitación de toda la comunidad educativa —docentes, estudiantes y apoderados— en temáticas de convivencia, inclusión y diversidad.
Desarrollar protocolos internos sólidos en los colegios para detectar y responder casos de discriminación sin necesidad de acudir directamente a instancias externas.
Incentivar la colaboración entre Estado, unidades educacionales, familias y organizaciones civiles para construir políticas coherentes que aborden esta problemática de forma sistémica.
Monitorear los avances mediante estadísticas públicas y mecanismos de evaluación continua para ajustar las estrategias de intervención.
La escalada de este tipo de denuncias obliga a replantear la cultura escolar más allá de sanciones: se exige un compromiso real con el respeto, la diversidad y los derechos de todos los miembros de la comunidad educativa.