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Crónica
Salud
28/11/2025
La Organización Mundial de la Salud advirtió recientemente que el sarampión ha registrado un preocupante repunte: en 2024 uno de cada cuatro grandes brotes ocurridos afectó a países que ya habían eliminado la enfermedad.
Según las cifras globales, aproximadamente once millones de personas contrajeron sarampión el último año —cifra que supera la ocurrida antes de la pandemia de COVID-19.
Las causas del alza: una baja cobertura de vacunación, que no ha recuperado los niveles previos a la pandemia, sumado al impacto de conflictos internacionales y al creciente escepticismo frente a las vacunas.
El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa, transmitida por vía aérea —a través de gotículas respiratorias—, y puede desencadenar complicaciones graves como neumonía, infecciones de oído, encefalitis o incluso muerte, especialmente en niños pequeños, embarazadas y personas con inmunidad comprometida.
Para prevenir su propagación, la OMS recuerda que es imprescindible alcanzar una cobertura de al menos 95% de la población con dos dosis de vacuna contra el sarampión.
En el contexto actual, eso significa redoblar los esfuerzos de vacunación y campañas de información, sobre todo en comunidades vulnerables o con baja cobertura histórica.
Aunque hasta ahora Chile ha mantenido control sobre enfermedades prevenibles, el retroceso global pone en evidencia la necesidad de estar alerta. En un mundo con alta conectividad —viajes, migración, turismo— no hay fronteras efectivas para los virus, especialmente cuando circulan en otros países. Por eso, autoridades sanitarias locales y regionales deberían considerar:
Revisar la cobertura real de vacunación contra sarampión en la zona, especialmente en menores de edad.
Promover campañas informativas que refuercen la seguridad y efectividad de las vacunas, contrarrestando el temor o desconfianza.
Preparar protocolos de vigilancia y contención ante posibles importaciones de casos, particularmente en escolares, centros de salud y comunidades rurales.
La advertencia de la OMS no es solo una estadística internacional: es un llamado de atención global que nos recuerda que la eliminación de enfermedades como el sarampión no está garantizada mientras la inmunización no sea universal.