Nacional
Crónica
25/12/2025
En un contexto económico donde las familias chilenas ajustan sus prioridades financieras, los créditos de consumo en 2025 tuvieron una marcada orientación hacia arreglos en el hogar y el refinanciamiento de deudas, según datos recientes de la industria financiera.
De acuerdo con ejecutivos del sector, el 43% de los préstamos concedidos este año se destinó a mantención, reparaciones y mejoras en viviendas, mientras que un 23% se utilizó para refinanciar deudas pendientes, consolidando una tendencia que refleja las necesidades reales de los hogares en un escenario de altos costos de vida.
Los datos recopilados por instituciones financieras indican que la mayoría de los solicitantes fueron hombres (62%), con una concentración significativa entre los 30 y 40 años (36%), segmentación que apunta a quienes enfrentan mayores compromisos económicos y decisiones de inversión personal.
Además, el 75% de quienes pidieron estos créditos se encuentran solteros, y 85% cuentan con empleo dependiente, lo que sugiere una mayor estabilidad laboral en quienes acceden a este tipo de financiamiento.
Las entidades financieras coinciden en que los créditos de consumo han mantenido un plazo promedio de 30 meses, un término que no ha variado significativamente en los últimos años, pese a los cambios en las condiciones macroeconómicas.
Según el Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales, más de 1,35 millones de deudores formaban parte de las carteras de consumo hasta septiembre de 2025, representando un aumento de 8,3% respecto a igual período de 2024, con un enfoque predominante en créditos de hasta 20 UF.
Analistas señalan que el uso de créditos para mejoras domiciliarias refleja no solo necesidades de mantenimiento, sino también la adaptación de los hogares a nuevas dinámicas de trabajo y vida postpandemia, donde espacios como oficinas en casa han ganado importancia. Asimismo, el refinanciamiento de deudas es una estrategia que muchos consumidores adoptan para ordenar sus compromisos financieros ante tasas más altas y presiones inflacionarias.
Este panorama ofrece una radiografía de cómo las familias chilenas están priorizando sus recursos: equilibrando la calidad de vida en el hogar con la sostenibilidad de sus obligaciones crediticias.