Regional
Crónica
Salud
16/11/2025
En el Tercer Estudio de Drogas aplicado en 22 establecimientos de 14 instituciones de Educación Superior de la Región del Biobío por parte del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), el cual se ejecutó entre mayo y julio de 2025 a través de un cuestionario online, presentó algunas cifras que fueron positivas como la contracción del consumo de alcohol y marihuana en la población estudiada. Sin embargo, también evidenció algunos resultados preocupantes en cuanto a las prevalencias de consumo de otras drogas en estudiantes de educación superior.
En sus repuestas, los jóvenes declararon que en un 5% consumieron tranquilizantes sin receta, analgésicos sin receta en un 3%. Mientras que Éxtasis en un 1%, Cocaína en un 2,3% y Tusi o ketamina en un 1,6%.
Ante lo cual, la directora regional del Instituto Nacional de la Juventud (Injuv), Jimena Jorquera, manifestó que “cuando observamos el uso de tranquilizantes sin indicación médica, lo que nos preocupa es que se trata de medicamentos que requieren supervisión profesional. Su consumo sin receta puede generar efectos adversos, interacciones con otras sustancias o un uso continuo que no fue indicado por un médico”.
La directora del Injuv, citó, además, la Décima Encuesta Nacional de Juventudes que indica que en la Región del Biobío un 31,6% de los jóvenes presenta síntomas relacionados con la depresión. “Eso refuerza la necesidad de fortalecer la contención emocional, el acompañamiento y el acceso oportuno a orientación profesional. Desde Injuv insistimos en que estos temas deben abordarse desde la educación, el diálogo y el cuidado”, expuso.
Dentro de lo recabado por el Tercer Estudio de Drogas, un 6,7% de los jóvenes declaró que ha recibido ofrecimientos de tranquilizantes sin receta médica y un 4,2% de analgésicos sin receta médica. De acuerdo con Jorquera, significa que “el que más de un 6% de los estudiantes de educación superior declare haber recibido ofrecimientos de tranquilizantes sin receta y un 4% de analgésicos refleja que existe una disponibilidad y una permisividad preocupante frente a medicamentos que deberían tener control”.
Asimismo, comentó que este resultado coincide con lo que observamos en la Décima Encuesta Nacional de Juventudes, donde un 11,7% de las y los jóvenes del Biobío declaró haber consumido medicamentos sin receta médica durante el último año, y una prevalencia regional de 27,3%. En conclusión, con ambos datos, Jimena Jorquera comentó que “no se trata solo de un fenómeno universitario, sino de una práctica extendida entre distintos grupos juveniles”.
“Por eso insistimos en la necesidad de abordar el tema desde la educación y la contención emocional. No se trata solo de restringir el acceso, sino de acompañar a los jóvenes que están recurriendo a estas sustancias para sobrellevar angustias o tensiones”, expuso la directora regional.
En esa línea, el chat confidencial Hablemos de Todo del Injuv, de acuerdo con la misma representante regional de Senda, cumple un rol fundamental. “Porque permite que cualquier joven, de manera gratuita y anónima, pueda conversar con profesionales sobre salud mental, consumo o bienestar emocional, recibiendo apoyo sin juicios y con orientación profesional”, aseguró.
En tanto, Rodrigo Ganter, doctor en Sociología, profesor Asociado del Departamento de Sociología de la Universidad de Concepción e investigador Fondecyt 1240900, mencionó respecto del consumo de tranquilizantes sin receta médica en estudiantes que “se sabe que se usa como táctica para gestionar puntualmente situaciones estresantes y de malestar personal. No olvidar que muchos de nuestros estudiantes en simultáneo con sus actividades académicas, también deben trabajar y desempeñarse como cuidadores”, reflexionó.
Sobre las consecuencias de este consumo, el Dr. Ganter especificó que “este uso podría derivar en algunos casos en dependencia, bajo rendimiento, problemas interpersonales, deserción y aislamiento social”.
Referente a los cambios generacionales y los hábitos de consumo de sustancias, el académico afirmó que “efectivamente desde el punto de vista sociológico y en perspectiva histórica, se observan cambios importantes. Las prácticas, ritos y culturas del consumo de sustancias son muy distintas en los años 60, 80 y 90 y siglo XXI”.
Acerca de las campañas preventivas y las características que las haría efectivas para enfrentar situaciones como las observadas actualmente, Ganter determinó que “lo más relevante es considerar e incluir a los propios jóvenes, y sus modos de comunicar, en el diseño e implementación de campañas. Hacerlos parte, creadores de contenidos, incluir líderes o referentes significativos, influencer, etcétera”.
Para Rodrigo Ganter es importante que las campañas preventivas sean cercanas, reconozcan los intereses, prácticas, estilos y las formas de vivir el ocio de los jóvenes actuales. “Dirigidas a recuperar o hacer conexión con esas culturas y no tan centradas en las cuestiones negativas o punitivas, o las campañas típicas del miedo y del terror, sino que ofreciendo alternativas a ese tipo de usos pueden ser altamente destructivos”, observó el Dr. en Sociología.
En tanto, la directora regional de Injuv comentó que cada época trae sus propias formas de enfrentar el estrés, las presiones o la necesidad de pertenecer. “Hoy los jóvenes están más informados, pero también más expuestos a estímulos y exigencias que pueden afectar su bienestar emocional”, detalló Jimena Jorquera.
Coincidiendo con el Dr. Ganter, determinó la necesidad que las campañas preventivas se adapten a los nuevos contextos. “Hablar en su lenguaje, conectar con sus intereses y transmitir mensajes desde la empatía, no desde el juicio. También es cierto que los ejemplos familiares siguen teniendo un peso importante, porque las conductas que observan en los adultos influyen en sus decisiones”, apuntó Jorquera.
Respecto de los esfuerzos por vigilar la correcta venta de los medicamentos que buscan un efecto tranquilizante, desde la Seremi de Salud se informó que las farmacias establecidas de la Región se encuentran bajo fiscalización permanente a través del convenio con el Instituto de Salud Pública.
“La Autoridad Sanitaria ha cursado 10 sumarios en lo que va de 2025 por incumplimientos relacionados con productos psicotrópicos y estupefacientes, tanto en farmacias comunitarias como en servicios asistenciales. Las principales faltas detectadas corresponden a inconsistencias entre saldos físicos y documentación, además de problemas en la actualización de los libros oficiales exigidos por la normativa vigente”, detalló Erik Cheuqueman Avendaño, profesional fiscalizador del Sub-Departamento de Farmacia, Prestadores y Profesiones Médicas de la Seremi.
Sin embargo, no se han recibido denuncias por venta irregular de psicotrópicos en farmacias establecidas de la Región.
Finalmente, la Seremi de Salud hizo un llamado a la población a adquirir medicamentos exclusivamente en farmacias autorizadas y a evitar la compra en comercios informales o redes sociales. “En el caso de los psicotrópicos, recordó que solo pueden ser dispensados con receta médica, ya que su uso sin supervisión profesional puede acarrear graves consecuencias para la salud”.