A los 102 años murió Leonor Oyarzún, viuda del ex Presidente Patricio Aylwin

Nacional

Crónica

21/01/2022


Leonor Oyarzún Ivanovic, viuda del ex Presidente de la República (1990-1994) y fundador de la Democracia Cristiana Patricio Aylwin Azócar, falleció a los 102 años de edad.

El deceso de la primera dama tras la restauración de la democracia después de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) se produjo en la casa donde vivió desde 1956 en el municipio santiaguino de Providencia.

"Lamento mucho la muerte de la Sra. Leonor Oyarzún de Aylwin, quien partió para reencontrarse con su querido Don Patricio. Fue una mujer admirable, cercana, que se desempeñó como primera dama con enorme generosidad y dignidad. Todo mi cariño a la querida familia Aylwin Oyarzún", declaró en su perfil en Twitter el ex presidente del Senado Patricio Walker (DC).

Leonor Oyarzún (Temuco, 10 de marzo de 1919) fue la esposa que acompañó al ex Presidente Aylwin hasta su fallecimiento en 2016. Hija del matrimonio de Manuel Oyarzún y Ana Ivanovic, fue la mayor de seis hermanas mujeres. Sobrevivió a todas ellas.

Su padre murió cuando ella tenía 18 años y debió afrontar con su madre la responsabilidad de conducir y mantener a su familia. Las siete mujeres vivían en una casa en calle Echaurren.

Según recoge el sitio web de la Fundación Aylwin, Oyarzún fue siempre inquieta, culta y activa. Mujer de fe y con una fuerte vocación social, durante su juventud participó en la Acción Católica.

En ese tiempo supo de la existencia de Aylwin a través de la lectura de un artículo firmado por él que llevaba por título "La verdad sobre el carbón". Impresionada con el relato le preguntó a una amiga quién era su autor. Ella los presentó en una fiesta de fin de año. Se casaron meses después, en la Iglesia de Las Agustinas, el 2 de octubre de 1948.

Vivieron en San Bernardo, para luego instalarse en una casa de la comuna de Ñuñoa y más tarde, en 1956, en la casa de calle Arturo Medina, donde vivía hasta su deceso. 

Amante de la naturaleza y de la lectura, en especial, de novelas históricas, en más de una ocasión afirmó: "He aprendido de la política a través de mi marido... pero la verdad es que siempre mi vocación ha sido la acción social."

Durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva (DC), Oyarzún fue una de las fundadoras y la primera vicepresidenta de CEMA, que organizó a las mujeres pobladoras en Centros de madres.

En 1967 ingresó a estudiar al Instituto Carlos Casanueva, titulándose de orientadora familiar y juvenil, labor que desarrolló durante 15 años en el grupo Crecer, que formó junto a otras egresadas en 1974.

Siempre mantuvo un trabajo con mujeres de sectores vulnerables en Santiago, dejando de ejercerlo cuando llegó a La Moneda en marzo de 1990.

El recuerdo de aquel día se mantenía vivo para esta mujer: "Fui testigo de cómo renacía nuevamente la solidaridad y el empeño por construir una nueva sociedad. Se puso énfasis en que los ciudadanos vivieran en una patria que los acogiera, que fueran parte de un territorio donde el respeto y la preocupación del gobierno que el pueblo escogió libremente, le abriera senderos de recuperación."

SU OBRA COMO PRIMERA DAMA

El título de Primera Dama lo desechó de entrada; se calificó como "una mujer chilena, como cualquier otra, cuyo ámbito ha estado en su misión de madre y esposa, en su profesión y en la realización de sus inquietudes de ayuda al prójimo."

Durante el gobierno de Patricio Aylwin, tras el fin de los 17 años de dictadura cívico-militar, asumió el desafío de responder a grandes expectativas. 

Debió hacerse cargo de FUNACO (Fundación Nacional de Ayuda a la Comunidad), transformándola en la Fundación Nacional para el Desarrollo Integral del Menor, INTEGRA, profesionalizando su labor y orientándola hacia la educación inicial de niños de dos a seis años de familias de extrema pobreza, incorporando entre ellos a menores discapacitados y provenientes de diversas etnias.

"La instauración de INTEGRA significó la transformación de una institución asistencial a una educativa, profesionalizando sus servicios, incorporando educadoras de párvulos y convirtiendo a las funcionarias en auxiliares, para transformar los centros abiertos en jardines infantiles. Ayudar a los niños es una inversión social y un imperativo moral", recordaba con orgullo.

Respondiendo a las aspiraciones de las mujeres pobladoras, creó también la Fundación de Promoción y Desarrollo de la Mujer, PRODEMU, en apoyo a unas 200.000 mujeres, con el propósito de apoyar su inserción social mediante programas de formación e información.

Preocupada también por la realidad de la familia, impulsó a través de la Fundación de la Familia, programas de recreación en el mundo popular, así como talleres de desarrollo personal, de expresión artística y orientación jurídica y social.

Fueron tiempos de mucho simbolismo; el mundo contemplaba expectante la transición a la democracia de nuestro país, considerándola como una de las más exitosas de Latinoamérica. A ello contribuyó Leonor Oyarzún, quien aseguraba, con tono de satisfacción, que hacerlo "le dio sentido a su vida, ayudando a restablecer una sociedad que superara la división entre unos y otros".

VIDA EN PANDEMIA

Tras la llegada del Covid-19 al país, en marzo del año 2020, Oyarzún tuvo que mantener aislamiento preventivo y tenía una enfermera que la acompañaba durante este periodo. "Ella lee mucho, está al tanto de todo, aunque no ve muchas noticias, prefiere leer el diario para informarse. También pinta bastante", contó su hija Mariana Aylwin al comienzo de la crisis sanitaria al diario La Tercera.

Una de las últimas apariciones públicas de la ex primera dama fue al acudir a las urnas en el marco de las megaelecciones de mayo de 2021.





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